Soneto número 2.

Invítame a equivocarme a tu lado,
retozar contigo, por vez primera,
quita de mi mente lo inmaculado,
y rompe lo que el cuerpo lindera.

Te miento si me digo enamorado,
que esa equivocación no me atañera,
ya venía mucho antes avisado,
te supe cual Sabina, embustera.

Pero cayó en falso lo precavido;
Si juré que en tu juego no caería
por tu sonrisa lo mandé al olvido.

Sabiendo que de ti saldría herido
te di mucho más de lo que tenía,
apostando a un juego, ya perdido.

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