Buenos días.



Y hoy llegué sin intención aparente,
con una simple excusa, saludarte
pues ya te hacía desde tiempo ausente,
y se ha vuelto monótono extrañarte.

Un abrazo y un beso en la mejilla,
seguido de un saludo: "Buenos días"
Encontrarte de nuevo, ¡maravilla!
¿Dónde es que estabas? ¿Qué es lo que hacías?

¿Por qué me olvidaste? Preguntaría.
No parecía adecuado y callé todo.
"¿Cómo estás?" ¿Acaso funcionaría?

Era el tiempo sin hablar, sobretodo
era el miedo quizá, ¿Recordaría?
¿Me recordarías? O lo perdí todo.

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